miércoles, 19 de mayo de 2010

Ritual Del Cáliz (Aurum Solis, tradición Ogdoádica)

Este ritual nos conecta con el cosmos y se considera positivo hacerlo con frecuencia. Sirve como calentamiento o preparación a un trabajo mágico. Desde mi impresión personal establezco una analogía con la cruz cabalística o incluso con el persignar de la Iglesia, que no deja de ser lo que nos centra para dedicarnos a un acto sagrado. En este caso, el ritual se denomina del Cáliz, que es la copa, mostrando simbólicamente nuestra receptividad ante las fuerzas del cosmos. Por lo tanto, lo que se hace con ello, es recibir las energías, haciéndonos recipientes de tales.

El Cáliz


1. Mirando hacia el este, adopta la postura de la vara. Vibra: EI.
2. Levanta los brazos a ambos lados, despacio y relajados, hasta que alcances casi la horizontal, con las palmas hacia arriba y vibra: HE BASILEAI.
3. Toca tu hombro derecho con la palma izquierda y vibra: KAI HE DUNAMIS.
4. Toca tu hombro izquierdo con la palma derecha y vibra: KAI HE DOXA.
5. Inclina la cabeza y vibra: EIS TOUS AIONAS.

Notas a tener en cuenta:

Para tal ritual debemos tener en cuenta la respiración y visualizar una lengua de fuego sobre nuestra cabeza (recordemos aquí al Espíritu Santo y vayamos a la Qabalah). Al expirar decimos vibrando: EI.

Inspiramos, levantando los brazos en postura Tau, con las palmas arriba, abriéndonos a los poderes divinos: Júpiter a la izquierda como misericordia; Marte a la derecha, como fuerza contundente.

Expulsamos el aliento. Inhalamos y vemos un rayo de luz brillante que pasa por la llana y nos recorre el cuerpo de arriba abajo hasta el suelo, entre nuestros pies. Exhalamos vibrando: HE BASILEIA.

Al inspirar, llevamos la palma de la mano izquierda a nuestro hombro derecho, percatándonos de las fuerzas de Marte a la diestra. Expulsamos y vibramos: KAI HE DUNAMIS.

Al inspirar, llevamos la palma de la mano derecha a nuestro hombro izquierdo y nos percatamos de Júpiter Y vibramos: KAI HE DOXA.

Mantenemos los brazos cruzados, el derecho sobre el izquierdo. Y al final de la siguiente respiración, hacemos una pausa y bajamos la cabeza. Sentimos la luz dentro de nosotros, brillando en nosotros, calentándonos el pecho. Expulsamos el aire y vibramos: EIS TOUS AIONAS.

Fuente: Magia Ogdoádica, de Norman R. Kraft.