Hola a todas/os!
En la elaboración de este trabajo (que en su momento fue elaborado para unos cursos de los cuales participé) sobre uno de los símbolos del Tetragrammaton, he lamentado no poder disponer de tiempo para dedicarlo al estudio e interrelación de los símbolos de Venus, Mercurio y el Caduceo.
En sí son tres símbolos independientes, pero la vinculación entre ellos y el significado tal y como están dispuestos en el Tetragrammaton, suponen ciertamente una tentación para mí, jeje.
Finalmente, me he decidido por los ojos que se encuentran en la cúspide del símbolo que tratamos.
Estos ojos están vinculados al “Ojo que todo lo ve”, al llamado “Ojo del Espíritu” (percataros de la ubicación), también denominado “Ojo de Júpiter”, “Ojo de Horus”, “Udjat”, “Ojo de Ra”…
Análisis del ojo como símbolo
La función simbólica del ojo ha estado vinculada siempre al origen de leyendas antiguas, y su simbolismo se ha visto reflejado abundantemente en mitología.
Se considera en sí, una metáfora del despertar de la Conciencia , de ahí su vinculación con la divinidad; se ha considerado el “Ojo de la Mente ” (ojo interior) y se identifica de manera general con el intelecto, la perspicacia, la razón, la capacidad clarificadora.
La metáfora de lo ocular se convierte en nuestro sistema de percepción. La idea de la Contemplación de las verdades universales, convierte al Ojo de la Mente en el modelo de una forma superior de conocimiento.
Este símbolo ha sido usado en la religión egipcia, en la masonería y en otras sectas, como la cristiana que hacen de él la mirada omnipresente. Para unos supone la mirada sobre uno mismo, la Autoconciencia , para otros el ojo controlador, observador, acechante.
En las culturas asiáticas se relaciona con el sexto chakra, el tercer ojo, con lo que ello supone y de lo que la mayoría de nosotros tenemos nociones; con lo cual no entraré a profundizar en explicaciones al respecto.
De las tradiciones que cargan de significado este símbolo, derivan ideas aún hoy vigentes, como por ejemplo el renombrado “Mal de Ojo”.
Analogías mitológicas
Egipto
Es sabido que en la sociedad egipcia, las taras físicas preocupaban, dice un texto:
“No te rías de un ciego, no te mofes de un enano...” (Lichtheim, 1976: Enseñanzas de Amenemope, XXIV, 1; 5-10)
Se acudía al dios Amón para que los enfermos oculares mejorasen sus afecciones, y tenemos evidencias de ello en algunos papiros, en lo cuales se refieren a él como “el que abre los ojos”.
También se recurría a un dios de nombre Duau, y que fue patrón de muchos oculistas. Disponemos de estelas votivas extraídas de yacimientos arqueológicos, como la 279 del museo de Turín, donde un ciego dice:
“Apiádate de mí (a Thoth) grande es tu poder, me haces ver la oscuridad que has hecho; apiádate de mí para que pueda ver”.
Esta petición a Thoth se debe a que este dios curó el ojo herido de Horus, dividido en 74 fragmentos tras una afrenta de Seth. Incluso Thoth se designa a sí mismo “el médico del ojo de Horus” (papiro de Hearts, 214), cuando Horus ofrece su ojo samo a su padre Osiris para devolverle la vida.
Aquí, en este gesto vemos la Ofrenda , y lo más probable es que el ojo con el que el momificador cubría la herida del difunto esté vinculado a tal cosa (un ojo simulado).
Grecia y Roma: por qué “Ojo de Zeus/ Júpiter?
Parémonos en la terminología del nombre del dios. El núcleo del nombre de Zeus, en genitivo equivale al indio Dyaus (me pregunto si está vinculado al dios egipcio Duau, mentado anteriormente), al alemán Ziv y al latino Júpiter.
Pero Júpiter además, aparece formado por Diovis o Jovis y pater- proveniente de la raíz div (disparar, relampaguear, tirar con honda).
Este dios es considerado el Dios de dioses en estas culturas clásicas, el dios del trueno y los relámpagos, soberano de los cielos, dios de la moralidad y la justicia (como ley), aunque posee muchos otros atributos.
Junto a Juno (Hera) y Minerva (Atenea) forma la Tríada Capitolina.
Destaco esto porque como arquetipo tiene su posición en el Árbol Kabalístico, y además pueden señalarse muchos aspectos de este dios para establecer interesantísimas analogías con otros arquetipos de otras culturas. A destacar, por ejemplo: la historia de su castigo al rey Liceón, su lucha y victoria sobre los Titanes.
Y bueno… algo no menos fascinante y que son aspectos de él que no suelen tratarse y que se consideran unos desprendimientos de sí mismo, como en sus facetas: Vediovis y Summamus (que están dentro de sus aspectos negativos).
A modo de recordatorio señalar también que Júpiter preside la segunda etapa de la Obra Menor , en Alquimia (según Titus Burckhardt). Realmente desconozco si pesa más el arquetipo o la influencia del planeta como tal, o incluso ambos. No entraré pues en terrenos pantanosos de conceptos que aún no tengo del todo claros, disculparme por no aventurarme, todavía… Por desgracia, no poseo conocimientos tales, por lo que me agarro a la sensatez.
Hay una última cosa que quiero señalar, pues considero como mínimo llamativa y está relacionada con la Puerta 6 del libro “Las Puertas del Necronomicón” de Simon, con la puerta de Marduk, en concreto.
Marduk está vinculado por analogía a Zeus/Júpiter, y es un dios sumerio. El dios que venció a Tiamat, el Leviatán sumerio.
Bueno, pues si tenéis oportunidad, fijaros que en el dibujo que muestra la puerta de Marduk, dentro de la simbología que alberga, vemos el Ojo también.
Os copio un fragmento del texto de dicho libro:
“Una vez pasada la puerta de Marduk es posible descender al mismo foso y santificar el Inframundo. Marduk, como vencedor de Tiamat, da el poder necesario para preservar la capa más profunda de la mente y el cerebro humano de las terroríficas visiones de esta. Dentro del foso mora el Minotauro, la verdadera esencia del toro sacrificado, el sangriento y viscoso saco amniótico del ka”.
Terminó aquí, esperando que nuevamente mi intención de señalar la importancia de establecer analogías y lo necesario del estudio para ampliar nuestra perspectiva mágica general, haya estímulado un poquito la curiosidad de los que queremos seguir este camino del Arte. Debemos estar dispuestos a indagar siempre…
No hay casualidades.
Las pistas del conocimiento están repartidas por todas partes, distribuidas a modo de lluvia que da vida si cae en tierra fecunda; a lo largo de los tiempos, al alcance de todos…
Sólo hay que abrir los ojos!
Entregué el 12 de Febrero de 2010.
Fuentes:
“Mitología griega y romana”. Biblioteca de iniciación cultural. Colección Labor. Autor: Hermann Steuding (Una joya de libro de 1961, que seguramente esté descatalogado, pues le primera edición es de 1925)
“Las puertas del Necronomicón”, de Simon.
"Alquimia" de Titus Burckhardt.
"Arte y práctica de la Cábala mágica" de Ophiel.
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