No es broma si os digo que he conocido personas que acostumbran a tomar prestada el agua bendita de las iglesias para utilizarlas en sus trabajos mágicos, esto, salvo que lo indique algún trabajo (conste que alguno hay), no es para nada necesario; ya que podemos crear la nuestra propia, cargada del mismo poder que tiene las de las pilas que la contienen.
El agua bendita se elabora de manera muy sencilla a partir de dos ingredientes que por suerte están al alcance de casi cualquiera de nosotros hoy por hoy, consta de agua y sal. Para ritualizarla bendeciremos estos dos elementos.
El poder purificador del agua es sabido por todos, en cuanto a la sal ya desde tiempos remotos ganó valor pues permitía a los pueblos antiguos la conservación de carnes y pescados (salazón),hacer encurtidos, realzar los sabores, purificar el agua y curar las heridas. Los hebreos, griegos y romanos también emplearon la sal en sus sacrificios, de ahí que incluso sirviese como moneda de pago.
Podemos usar sal común (hay varios tipos: sal marina, sal de manantial, sal gema y sal vegetal, dependen del sitio de dónde se extraen y el método de obtención) a preferencia; si bien se considera que la sal marina contiene vibraciones de los elementales de agua y la de roca o gema, de los elementales de la tierra.
Recordaros que esta agua bendecida puede ser utilizada sobre nuestros objetos mágicos, sobre espacios físicos, sobre persona y animales; tradicionalmente sirve de protección, repele energías negativas densas, se puede usar para baños de descarga también o echar unas gotitas en la comida. Teniendo esto en cuenta resulta también un elemento ideal para limpiar el espacio si deseamos levantar un Círculo Mágico. Hay varias maneras de hacerla pero la que os dejo es muy sencilla.
Así que
necesitamos:
Un recipiente con agua y otro con sal. Personalmente yo los prefiero de cristal si estoy en una casa pero si estáis fuera o no disponéis de ellos, optar por unos de papel.
Colocamos la mano activa proyectiva sobre el cuenco o vaso con agua y visualizamos como cualquier impureza que pueda contener el líquido saliendo del vaso un humo oscuro que se evapora y decimos:
“Yo exorciso las impurezas que pudiese contener esta agua”.
Luego apoyamos la misma mano sobre la sal y la bendecimos diciendo:
“Sea bendecida esta sal para su uso ritual”.
Vertemos la sal en el agua y removemos.
Podemos ahora trasladarla a un botecito para su uso posterior, con esta mezcla de agua y sal rociamos lo que queramos, podemos hacerlo con el dedo índice, con la mano o con la varita mágica si usan herramientas.
Aclaraciones y manías:
Una vez que hago la mezcla, elevo el bote sobre mi cabeza, visualizando que una luz dorada lo envuelve.
Suelo conservarla unos dos días, ya que así se me enseñó. Luego si necesito más, vuelvo a elaborarla de nuevo, ya que no es trabajo arduo y esto me garantiza que guarde sus vibraciones en la totalidad. Podemos esparcirla con el dedo índice, con la mano o con la varia si usan herramientas mágicas; también es muy práctico un rociador.
Recuerden que lo importante en la elaboración es la intención y la concentración, la oración que elijamos para bendecir es cosa de cada cual, debe ser afín a cada cual. Por lo tanto déjense guiar por la intuición.
Otro ejemplo de fórmula:
Para la sal: “Sea bendecida esta sal y que en los lugares donde sea puesta aleje toda energía negativa”.
Para el agua: “Infundo fuerza a esta agua para que al ser derramada sobre cualquier lugar, este quede libre de toda influencia maligna, conjuros, amarres, maldiciones y ataduras”.
Si lo desean pueden elegir un símbolo mágico en lugar de la oración, que trazarán para consagración.
Existen rituales de bendición en que ambas manos proyectiva y receptiva tienen su función.
Fuentes:
Notas personales.
Fotografía propia.